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Slowbeauty

La siesta está avalada por los científicos como práctica saludable y su origen no es español.

Se remonta al Imperio Romano. Estos dividían el día en periodos de luz de 12 horas y la siesta (‘sexta’ en latín) hace referencia a la 6ª hora del día, las 13h en invierno y las 15h en verano.

En España empezamos a practicar la siesta después de la Guerra Civil, período en el que muchos se veían obligados a realizar varios empleos durante el día para mantener a su familia, así que después de la comida se tomaban un pequeño descanso para recuperar fuerzas y seguir con su jornada laboral.

En una sociedad en la que estamos más que contagiados por el “virus de la prisa”, la siesta vuelve a recobrar un significado más que especial. Ese momento en el que paras, media hora, no más, y desconectas del mundo, de todos, de la tecnología, del trabajo… y te lo dedicas a ti, y solo a ti. Sin hacer nada, porque ese es el objetivo de la siesta. Echarte a la bartola, sin hacer absolutamente nada.

“La siesta dejó al agua de las montañas pelar el arroz” – Kobayashi Issa

Y es que en el momento de la siesta todo se para, el mundo se para.

La mejor época del año para practicarla es el verano, durante las horas de más calor, en las que todo cuesta más, nos paramos para combatir la pesada modorra que nos entra tras la comida y disfrutamos de unos momentos de relax.

Si quieres echar una siesta tienes que saber que…

Se recomienda no extender el tiempo de la siesta más allá de media hora, ya que según la Fundación Nacional del Sueño de EE.UU, si permanecemos en siesta más de este tiempo, podemos interferir el sueño nocturno además que nos levantamos más aturdidos.

Playas tranquilas donde echarse la siesta

Cualquier playa es ideal para echar una siesta. Pero si lo que buscas es tranquilidad, las calas menos concurridas son las mejores para practicar tu deporte favorito. Cala Sardinera en Jávea. Situada entre la cala Blanca y la cala del Portitxol, y cuyo acceso, complicado, hace que sea un lugar idílico para realizar la siesta, ya que no se llena de gente. La playa de Les Deveses en Dénia (por su amplitud permite disfrutar de la tranquilidad que se merece la tan aclamada actividad).

Cala Llobella en Benissa, a la que puedes acceder realizando el tramo de la ruta senderista “Paseo Ecológico de Benissa”,cala Llebeig (Benitatxell) solo accesible por la ruta senderista o por mar, cala El Trampolí de Dénia, un rincón natural que recibe su nombre del trampolín de madera que hay en la misma playa, con un aforo de 84 personas, es una playa ideal además para disfrutar de la Reserva natural de los Fondos Marinos del Cabo de San Antonio.

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La siesta está avalada por los científicos como práctica saludable y su origen no es español.

Se remonta al Imperio Romano. Estos dividían el día en periodos de luz de 12 horas y la siesta (‘sexta’ en latín) hace referencia a la 6ª hora del día, las 13h en invierno y las 15h en verano.

En España empezamos a practicar la siesta después de la Guerra Civil, período en el que muchos se veían obligados a realizar varios empleos durante el día para mantener a su familia, así que después de la comida se tomaban un pequeño descanso para recuperar fuerzas y seguir con su jornada laboral.

En una sociedad en la que estamos más que contagiados por el “virus de la prisa”, la siesta vuelve a recobrar un significado más que especial. Ese momento en el que paras, media hora, no más, y desconectas del mundo, de todos, de la tecnología, del trabajo… y te lo dedicas a ti, y solo a ti. Sin hacer nada, porque ese es el objetivo de la siesta. Echarte a la bartola, sin hacer absolutamente nada.

“La siesta dejó al agua de las montañas pelar el arroz” – Kobayashi Issa

Y es que en el momento de la siesta todo se para, el mundo se para.

La mejor época del año para practicarla es el verano, durante las horas de más calor, en las que todo cuesta más, nos paramos para combatir la pesada modorra que nos entra tras la comida y disfrutamos de unos momentos de relax.

Si quieres echar una siesta tienes que saber que…

Se recomienda no extender el tiempo de la siesta más allá de media hora, ya que según la Fundación Nacional del Sueño de EE.UU, si permanecemos en siesta más de este tiempo, podemos interferir el sueño nocturno además que nos levantamos más aturdidos.

Playas tranquilas donde echarse la siesta

Cualquier playa es ideal para echar una siesta. Pero si lo que buscas es tranquilidad, las calas menos concurridas son las mejores para practicar tu deporte favorito. Cala Sardinera en Jávea. Situada entre la cala Blanca y la cala del Portitxol, y cuyo acceso, complicado, hace que sea un lugar idílico para realizar la siesta, ya que no se llena de gente. La playa de Les Deveses en Dénia (por su amplitud permite disfrutar de la tranquilidad que se merece la tan aclamada actividad).

Cala Llobella en Benissa, a la que puedes acceder realizando el tramo de la ruta senderista “Paseo Ecológico de Benissa”,cala Llebeig (Benitatxell) solo accesible por la ruta senderista o por mar, cala El Trampolí de Dénia, un rincón natural que recibe su nombre del trampolín de madera que hay en la misma playa, con un aforo de 84 personas, es una playa ideal además para disfrutar de la Reserva natural de los Fondos Marinos del Cabo de San Antonio.

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