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Lilith y lo femenino negado

 

La figura de Lilith se asocia al feminismo y a la rebeldía. Cuenta la Biblia que ella fue la primera compañera de Adán, pero como quería igualdad, él se enfadó y le pidió a Dios otra mujer. Así fue cómo el Creador desmaterializó a Lilith y le dio a Adán a la más sumisa Eva. Te puedes imaginar la rabia justificada de Lilith, y cómo ha pasado a ser símbolo del feminismo y sus valores en contra del patriarcado y del Ego de los hombres.

Sin embargo, la lucha feminista no deja de tener un tono vengativo o deseo de resarcir el daño hecho durante estos 5 mil años. Pero esta comprensible actitud esconde una trampa, y es que la venganza es propia de la consciencia de separación (la idea de que existen buenos y malos, culpables e inocentes, víctimas y perpetradores…). La verdadera Lilith no es vengativa, sino que quiere ocupar su lugar, sin excluir a nadie. Lilith pide integración: conexión con el cuerpo y las emociones, conexión masculino-femenino, conexión con tu Propósito, conexión con el mundo de lo sensible, conexión a todos los niveles.

Lo que Lilith representa en Astrología tampoco ha sido comprendido plenamente, siendo etiquetada de malvada, tentadora, asesina de niños y otras lindeces. Pero Lilith es, desde mi punto de vista, el lenguaje del Alma, y nos da información sobre aquello que tu Alma quiere traer a este plano una vez se integre completamente en tu cuerpo. O lo que viene a ser lo mismo, Lilith nos habla de nuestro Propósito más elevado.

Todos, hombres y mujeres, tenemos energía masculina y energía femenina, sin embargo, el Patriarcado nos ha llevado a negar y rechazar el lado femenino. Incluso las mujeres, funcionamos desde la energía masculina. De hecho, los últimos 5 mil años, desde que empezamos a vivir en ciudades, dejando atrás la vida comunitaria de los poblados, hemos transitado una Era de energía masculina. Una energía de dividir, actuar y pensar. Una Era de organización social tridimensional, jerárquica o piramidal. Por el contrario, la Era anterior se caracterizó por la energía femenina, de unir, crear y sentir, con una organización social bidimensional, circular, durante la cual se inventó la rueda y se crearon monumentos ceremoniales circulares. (si quieres saber más, te recomiendo mi libro “Vivir desde el Ser”, disponible en Amazon

Así, durante el Patriarcado, todos nos hemos masculinizado. Todos nos hemos separado de nuestro cuerpo, de las emociones y del corazón. Todos hemos vivido desde el Ego, es decir, desde la mente, creyendo lo que pensamos e ignorando lo que nuestra sensibilidad nos ofrece. La lucha, la rebeldía y la oposición son actos basados en juicios de valor, en la exclusión, el rechazo y el odio. Eso es energía masculina, que sirve para pensar y crear en la materia. La energía femenina es receptiva, sensible, cooperativa, creativa e integradora.

Durante algo más de 100 años hemos vivido un empoderamiento progresivo de la mujer. Algo necesario para reestablecer un cierto equilibrio. Sin embargo, no olvidemos que la palabra poder es masculina, mientras que sentir es femenina. Con esto quiero decir que, ahora que las mujeres han recuperado mucho terreno y se han colocado frente a los hombres en igualdad, gritándoles a la cara para hacerse ver, el siguiente paso será uno más calmado y receptivo, en donde tanto hombres como mujeres hemos de abrirnos a sentir.

 

 

Y aquí es donde entra Lilith, que pacientemente ha estado esperando su momento para volver a encarnar en nosotros. Lilith representa el reino de lo invisible y sutil, desde la consciencia a las emociones colectivas, desde los demonios a los ángeles, y desde los muertos a la red planetaria. Lilith es la información de lo sutil: la intuición, la sensibilidad, los mensajes de los sueños y del más allá. Lilith no tiene que ver con lo físico y lo material, no es de este plano tridimensional que hemos llegado a creer que es lo único que existe.

Así pues, la verdadera revolución ahora no pasa por quemar nuestros sujetadores, ni siquiera por luchar por nuestros derechos, sino por conectar con nuestras emociones y nuestra sensibilidad. Pero el problema es que no sabemos sentir en el cuerpo, sino que reaccionamos a estímulos sensibles con interpretaciones mentales que evocan estados emocionales, que a su vez interpretamos como señales de verdad. Por ejemplo, si siento mariposas en el estómago cuando veo a alguien que me gusta, puedo interpretar que estoy enamorada. Pero si siento mariposas en el estómago cuando pienso en hacer un nuevo proyecto, puedo interpretar que me da miedo y paralizarme. Y en ambos casos, ese revoloteo sólo era energía en movimiento indicándonos que hay algo nuevo.

¿Pero qué pasa con las víctimas del maltrato? ¿No hay que manifestarse en contra de los abusos? Desde la perspectiva de Lilith, el abuso es un eslabón más en una cadena que se autoperpetúa. Lo revolucionario sería comprender que, tanto la víctima como el perpetrador, son el resultado de sendos traumas producidos por la falta de atención emocional. La manera de solucionar esta lacra (y todas las demás lacras sociales, como la violencia, el robo, la estafa, la corrupción, etc.) es aprendiendo a ser sensibles a las necesidades de nuestros bebés y nuestros niños, en lugar de intentar evitar que sientan emociones que nos hacen incómodos. De aquellas negaciones, estos delitos.

Si realmente integramos a Lilith, nos haremos más sensibles y criaremos hijos más conectados con su cuerpo y sus emociones y, por tanto, más empáticos y conectados con los demás.

Te comparto una poesía que escribí sobre Lilith, con motivo del Día de la Mujer del 2020:

 

Artículo escrito por Guiomar Ramírez Montesinos
https://www.vivirdesdeelser.com/