Hablar de Moraira es hablar de un rincón de la Marina Alta que lo tiene todo: historia, tradición marinera, playas de postal y un ambiente acogedor que conquista tanto a vecinos como a visitantes.
Situada a orillas del Mediterráneo, Moraira conserva un puerto pesquero con mucha vida, donde cada mañana se puede ver llegar a las embarcaciones cargadas de pescado fresco, que luego se subasta en la lonja local. Un lugar perfecto para entender que aquí el mar no solo es paisaje, sino también forma de vida.


Pasear por el centro histórico es perderse entre calles estrechas, casas blancas y plazas que invitan a detenerse. Entre ellas, destaca el Castillo de Moraira, una fortificación del siglo XVIII que todavía vigila la costa, recordándonos la importancia estratégica de este enclave frente a los ataques piratas.
Pero Moraira no solo respira historia: también es un destino de ocio y descanso. Sus playas y calas, como L’Ampolla, El Portet o L’Andragó, combinan arena fina y aguas cristalinas, ideales tanto para familias como para los amantes del buceo o el kayak.
El calendario festivo de Moraira también merece una mención especial. En julio, el pueblo celebra las fiestas en honor a la Virgen de los Desamparados y a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, con procesiones marítimas llenas de emoción. Además, los Moros y Cristianos de Moraira, a finales de junio, llenan sus calles de música, pólvora y color, siendo una de las citas más esperadas del verano.

Otro de los grandes atractivos de Moraira es su oferta gastronómica, marcada por la tradición marinera y los productos de la tierra. Desde una caldereta de pescado recién capturado hasta un arroz a banda frente al mar, aquí cada plato es una celebración de los sabores mediterráneos. Sus restaurantes y bares, muchos de ellos con terrazas junto al puerto, son un lugar perfecto para disfrutar sin prisas.
Además, para quienes buscan naturaleza, Moraira ofrece rutas con vistas espectaculares, como la subida a la Torre del Cap d’Or, desde donde se divisa toda la bahía. Una experiencia que une deporte, paisaje y cultura en un mismo recorrido.
Moraira es, en definitiva, un pequeño paraíso mediterráneo donde cada rincón cuenta algo: desde un paseo al atardecer por el puerto hasta una cena junto al mar. Un destino para vivir despacio, pero intensamente.
