
A veces pensamos que para vivir bien hay que hacer grandes cosas: un viaje exótico, una cena en un restaurante de renombre, planes caros o difíciles de organizar. Pero la verdad es mucho más sencilla. Disfrutar de la vida, saborearla de verdad, no tiene por qué ser complicado. De hecho, muchas veces basta con algo tan simple como cambiar la mirada, tener la actitud adecuada y regalarse tiempo.
Porque sí, el tiempo —ese bien tan valioso que todos damos por hecho— es el ingrediente que más escasea en nuestras rutinas diarias. Nos cuesta parar. Nos cuesta no hacer nada. Y en ese no parar constante, se nos escapan los pequeños placeres. Por eso, el verdadero lujo es aprender a vivir despacio. A sentir cada momento. A disfrutar, sin más.
Y cuando hablamos del arte de la buena vida, en la Marina Alta lo tenemos claro: no hace falta mucho para conectar con lo esencial. Aquí, el estilo de vida se cuece a fuego lento, entre la brisa del mar, las montañas suaves, la gastronomía local y, sobre todo, el poder de los momentos cotidianos que se convierten en inolvidables.
¿Quieres una receta infalible para reconectar contigo y con lo que de verdad importa? Te proponemos solo tres ingredientes para saborear la buena vida, al más puro estilo de la Costa Blanca:
atardecer, chiringuito y playa.

El atardecer: un espectáculo diario
Cierra los ojos e imagina esto: estás en silencio, en buena compañía o en soledad, sin prisas. Observas cómo el sol, poco a poco, va descendiendo hacia el horizonte. El cielo empieza a teñirse de tonos cálidos: naranjas, rosas, violetas… Cada día es distinto, cada puesta de sol tiene su propio guión. En Denia o en Moraira, desde Les Rotes o el Montgó, o incluso en pueblos de interior como Alcalalí o Llíber, el atardecer se vive como un regalo. Y lo mejor de todo: es gratis y siempre accesible.


Chiringuito: sabor a verano todo el año
Si al atardecer le sumas un buen chiringuito, el momento se transforma en pura magia mediterránea. En la Marina Alta, los chiringuitos no son solo bares de playa: son templos de la desconexión. Son lugares donde el tiempo parece detenerse, donde una copa fría, una tapa, la música suave y la brisa marina se mezclan con conversaciones que se alargan sin mirar el reloj. Desde las calas de Jávea hasta las terrazas de Dénia o Moraira, aquí siempre hay un rincón junto al mar para vivir a tu ritmo.

Playa: la esencia de este estilo de vida d’ací
Y, por supuesto, la playa. No como un lugar solo de verano, sino como un espacio que acompaña todo el año. Un paseo descalzo por la orilla, leer un libro bajo la sombrilla, tumbarse simplemente a escuchar el mar. La playa en la Marina Alta es refugio, escenario, y a veces hasta confesionario. Porque en la arena y frente al agua todo parece más claro, más sencillo.
Tres ingredientes. Un plan sencillo. Una vida mejor.
Eso es lo que ofrece esta tierra cada día. Ya lo saben quienes nos visitan cada verano desde Madrid, Valencia o Barcelona. Y lo sentimos quienes tenemos la suerte de vivir aquí todo el año.
¿Te apuntas a saborear la buena vida con nosotros?