Artesanía, la belleza de lo hecho a mano

Slowbeauty

Artesanía, la belleza de lo hecho a mano

Hace siglos que en nuestra comarca se da la artesanía como un modo de vida. Gata de Gorgos siempre ha sido famosa por sus productos y muebles de mimbre, rattan, esparto y médula. Artesanos de siempre que con mucho cariño se juntaban y hacían a mano verdaderas obras de arte. Así mismo, pasaba con el vino, la mistela y otro tipo de oficios artesanos que hoy en día, no es que sigan vigentes, sino que se han revalorizado.

La artesanía vuelve a ser un valor en alza y más que nunca, la artesanía es la clave de la exclusividad, de lo auténtico.

Hemos parado, reflexionado y hemos dado valor a lo que realmente lo tiene. Aplaudimos este respeto por recuperar las tradiciones más ancestrales, esas que nos conectan con nosotros mismos, con nuestra naturaleza. Conectamos y admiramos el “hecho a mano” y el duro trabajo que supone producir y vender a pequeña escala. No es alta costura: es alta artesanía.

La artesanía está de moda, y es que en ella se aúnan además de una exclusividad de un objeto único y genuino, la sostenibilidad. Productos duraderos realizados de la manera más natural posible, con elementos vivos. A mano, claro. Por eso, los artesanos hoy son tan valiosos. Y la Marina Alta es una gran potencia en lo artesanal. Antes era tradicional, algo que se pasaba de generación en generación, hoy, es más vocacional, dándose en ella, la creatividad, la innovación y el diseño.

La artesanía es libertad. Libertad de ser, de crear, de estar y pertenecer y el valor que ahora tiene es símbolo de que las generaciones van cambiando su paradigma de valores, de estilo de vida, priorizando el tiempo y la libertad de movimiento. Y que una marca o un diseñador como las grandes firmas de moda, apuesten por la artesanía siempre será una declaración de intenciones que ayudará a mantenerla en lo más top del iceberg.

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Artesanía, la belleza de lo hecho a mano

Hace siglos que en nuestra comarca se da la artesanía como un modo de vida. Gata de Gorgos siempre ha sido famosa por sus productos y muebles de mimbre, rattan, esparto y médula. Artesanos de siempre que con mucho cariño se juntaban y hacían a mano verdaderas obras de arte. Así mismo, pasaba con el vino, la mistela y otro tipo de oficios artesanos que hoy en día, no es que sigan vigentes, sino que se han revalorizado.

La artesanía vuelve a ser un valor en alza y más que nunca, la artesanía es la clave de la exclusividad, de lo auténtico.

Hemos parado, reflexionado y hemos dado valor a lo que realmente lo tiene. Aplaudimos este respeto por recuperar las tradiciones más ancestrales, esas que nos conectan con nosotros mismos, con nuestra naturaleza. Conectamos y admiramos el “hecho a mano” y el duro trabajo que supone producir y vender a pequeña escala. No es alta costura: es alta artesanía.

La artesanía está de moda, y es que en ella se aúnan además de una exclusividad de un objeto único y genuino, la sostenibilidad. Productos duraderos realizados de la manera más natural posible, con elementos vivos. A mano, claro. Por eso, los artesanos hoy son tan valiosos. Y la Marina Alta es una gran potencia en lo artesanal. Antes era tradicional, algo que se pasaba de generación en generación, hoy, es más vocacional, dándose en ella, la creatividad, la innovación y el diseño.

La artesanía es libertad. Libertad de ser, de crear, de estar y pertenecer y el valor que ahora tiene es símbolo de que las generaciones van cambiando su paradigma de valores, de estilo de vida, priorizando el tiempo y la libertad de movimiento. Y que una marca o un diseñador como las grandes firmas de moda, apuesten por la artesanía siempre será una declaración de intenciones que ayudará a mantenerla en lo más top del iceberg.

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Slow Eating, un costumbre mediterránea muy nuestra

Slow Eating, un costumbre mediterránea muy nuestra

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Slow Eating, un costumbre mediterránea muy nuestra

Creemos que no tenemos tiempo, porque vamos siempre como pollo sin cabeza, sin detenernos y organizándolo todo para que la vida no nos dé de sí.

Y es que aunque tengamos media hora para comer, la convertimos en 15 min. y seguimos acelerando este momento que debería ser placentero y consciente hasta reducirlo a ¿unos 10 minutos como mucho?, en los que engullimos en lugar de masticar. Ni siquiera pensamos en qué estamos comiendo.

¿Te has parado a disfrutar de los sabores de tu comida diaria? ¿o solo recuerdas aquellos que un día pudiste disfrutar sin prisas y cuyo sabor se quedó fijo en el inconsciente creando recuerdos de nostalgia o tal vez ansiedad por volver a probar ese bocado tan exquisito que jamás has vuelto a sentir?

Muchas investigaciones han demostrado que comer despacio tiene gran cantidad de beneficios para nuestra salud:
  • Si masticas despacio y tu tiempo de comer dura al menos 20 minutos, te sientes más lleno y la sensación de hambre tarda mucho más en volver a aparecer.
  • Tienes una mejor digestión.
  • Ayuda a mantener nuestro peso adecuado e incluso a adelgazar, saciándote antes, comes mucho menos.

Comer rápido solo nos trae malas digestiones, aumento de peso porque nunca tienes la sensación de estar saciado, comes en bocados más grandes que masticas menos y las digestiones se han más largas, el estómago sufre más.

Cómer despacio se asocia también a alimentos más nuestros, a los guisos que siempre han elaborado nuestras abuelas, a la comida casera, a lo tradicional y hecho con mucho cariño para disfrutar sin prisas. Comer rápido está ligado al fast food, al comer en 5 min. Es imposible disfrutar del momento, conocer el sabor real del alimento, ni siquiera ser consciente de qué estás comiendo.

 

Te proponemos empezar a practicar el slow eating, con una forma más consciente de comer:
  • Deja los cubiertos en la mesa entre bocado y bocado.
  • Da bocados pequeños.
  • Mastica 20 veces cada alimento.
  • Pregúntate a qué sabe cada bocado, qué temperatura tiene, te gusta su textura…

Solo con estos pequeños pasos ya estás siendo un poco más consciente y te vas acercando al slow eating.

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Creemos que no tenemos tiempo, porque vamos siempre como pollo sin cabeza, sin detenernos y organizándolo todo para que la vida no nos dé de sí.

Y es que aunque tengamos media hora para comer, la convertimos en 15 min. y seguimos acelerando este momento que debería ser placentero y consciente hasta reducirlo a ¿unos 10 minutos como mucho?, en los que engullimos en lugar de masticar. Ni siquiera pensamos en qué estamos comiendo.

¿Te has parado a disfrutar de los sabores de tu comida diaria? ¿o solo recuerdas aquellos que un día pudiste disfrutar sin prisas y cuyo sabor se quedó fijo en el inconsciente creando recuerdos de nostalgia o tal vez ansiedad por volver a probar ese bocado tan exquisito que jamás has vuelto a sentir?

Muchas investigaciones han demostrado que comer despacio tiene gran cantidad de beneficios para nuestra salud:
  • Si masticas despacio y tu tiempo de comer dura al menos 20 minutos, te sientes más lleno y la sensación de hambre tarda mucho más en volver a aparecer.
  • Tienes una mejor digestión.
  • Ayuda a mantener nuestro peso adecuado e incluso a adelgazar, saciándote antes, comes mucho menos.

Comer rápido solo nos trae malas digestiones, aumento de peso porque nunca tienes la sensación de estar saciado, comes en bocados más grandes que masticas menos y las digestiones se han más largas, el estómago sufre más.

Cómer despacio se asocia también a alimentos más nuestros, a los guisos que siempre han elaborado nuestras abuelas, a la comida casera, a lo tradicional y hecho con mucho cariño para disfrutar sin prisas. Comer rápido está ligado al fast food, al comer en 5 min. Es imposible disfrutar del momento, conocer el sabor real del alimento, ni siquiera ser consciente de qué estás comiendo.

 

Te proponemos empezar a practicar el slow eating, con una forma más consciente de comer:
  • Deja los cubiertos en la mesa entre bocado y bocado.
  • Da bocados pequeños.
  • Mastica 20 veces cada alimento.
  • Pregúntate a qué sabe cada bocado, qué temperatura tiene, te gusta su textura…

Solo con estos pequeños pasos ya estás siendo un poco más consciente y te vas acercando al slow eating.

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